12. Barreras que el amor no romperá

miércoles, 6 de febrero de 2013

La cosa va cayendo, y en picado, Caminantes. Al igual que toda esta historia comenzó en apenas dos días, parece que se desmorona en la misma velocidad de tiempo. Es cómo si estuvieras dentro de una casa y observaras los muros caer, queriendo aplastarte, hundirte, dejarte en la oscuridad para siempre.

Al principio Mario, que cómo os expliqué habrá únicamente amistad, luego Anthony, con el que las cosas están pendientes de un hilo. No pasará nada sentimental, lo tengo claro. Pero ahora la decisión es si mandarlo a la mierda definitivamente o dejarlo apartado a un lado.

¿Quién queda en este tinglado?, pues el que siempre me llamó la atención, el que me hacía agitarme con las vibraciones de sus mensajes, el que me hacía ser histérico pensando lo perfecto para responderle... Dave. Como os conté, hemos tocado techo, no hay más, no hay dónde ascencer. Hemos avanzado mucho, os lo repito, y estoy contento, feliz, pero basta, no hay más.

Hay momentos en esta vida en los que hay que saber decir adiós, aunque duela, lo he hecho con los dos anteriores y lo haré con Dave, aunque sea el que más me duela profundamente. A pesar de que hace unos días que sé que no vamos a más, yo lo intenté, luché, por reflotar el asunto y volver a tener esas esperanzas del comienzo.

Ya no se me ilumina la mirada con sus mensajes, ya no siento la absurda necesidad de sonreir cada vez que hacía una broma... Hay una barrera. Esa barrera no la puedo romper. Ni el amor ni nadie. Está ahí, presente, nos separa. No hay nada que hacer. Ahora hablamos poquísimo, yo intento sacarle las palabras (como casi siempre, la verdad) pero nada, las conversaciones acaban prematuramente, siempre.

En estos días él ha tenido la inicativa de hablar una sola vez, pero bueno, acabamos la conversación pronto. Y por si fuera poco, dentro de lo poco que hablamos, soltó otra vez el tema de su ex... Que no salía de fiesta por él, por encontrárselo, porque lo estaría mirando... ¿La razón?, obvia. Le sigue queriendo.

Y no hay más. Esa es la barrera. ¡Ahí está!. Presente, alta, imponente. No tengo nada que hacer. Seguiré hablando con Dave, eso espero, pero se acabó Caminantes, ya lo he dicho, hay que saber decir adiós, y hace tiempo que este camino se quedó sin recorrido.

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